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Foto del escritorJuliana Eljach

Thomas Willis (1621 - 1675)

En el ámbito de la ciencia médica, el epónimo Willis hace referencia a varias estructuras anatómicas, entre ellas el círculo arterial cerebral (Arráez et al., 2015). En el año 2014, se cumplió el aniversario número 350 de la publicación en Londres de la célebre obra de Thomas Willis, titulada "Cerebri anatome". Este texto estuvo profundamente influenciado por el contexto político y cultural de la Europa Barroca, y en particular, de la Inglaterra del siglo XVII. Según Arráez et al. (2015), esta obra, producto de lo que hoy se conoce como investigación traslacional, marcó el inicio de la neurología moderna y estableció las bases para futuras investigaciones en los campos de la anatomía clínica y comparativa del sistema nervioso.



Biografía

Poco después de la muerte de William Shakespeare y de la Reina Isabel, en un período en el que Inglaterra aún disfrutaba del florecimiento artístico y cultural de la era isabelina, nació Thomas Willis el 27 de enero de 1621 en Great Bedwyn, Wiltshire, a unas 70 millas al noroeste de Londres (Arráez et al., 2015). Su padre, quien había servido a varios nobles, se estableció como labrador en un pueblo cercano a Oxford. Asistió a la escuela de Edward Sylvester y fue admitido en la Universidad de Oxford el 3 de marzo del año 1637. Inicialmente, estudió en el Christ Church College bajo la tutela del Dr. Thomas Isles y, posteriormente, se trasladó al All Saints College. De acuerdo con Arráez et al. (2015), obtuvo el título de Bachelor of Arts el 12 de junio del año 1639 y el de Master of Arts el 18 de junio del año 1642, el mismo año en que su padre falleció defendiendo al rey durante el asedio de Oxford.

Originalmente inclinado hacia la carrera eclesiástica, aprendió latín, la lengua tanto de la autoridad religiosa como del poder político (Arráez et al., 2015). A pesar de que no disfrutaba de la rigidez de la teología, su dominio del latín resultó extremadamente beneficioso en sus posteriores escritos médicos. Durante este tiempo, trabajó como sirviente para el Dr. Thomas Isles y la Sra. Isles, quienes eran el canónigo del Christ Church College y una médica no oficial, respectivamente. Su interés por la medicina surgió mientras asistía a la señora Isles en la preparación de remedios médicos, lo que lo introdujo en el creciente campo de la alquimia. En el año 1642, comenzó sus estudios de medicina. En noviembre de ese año, el rey Carlos I se estableció en el Christ Church College de Oxford acompañado por el médico real William Harvey. Según Arráez et al. (2015), Willis tuvo la oportunidad de conocer los principales avances en medicina gracias a las clases impartidas por el Dr. Harvey.

Como monárquico, Thomas Willis se unió al regimiento auxiliar del conde de Dover en lucha contra los parlamentarios (Arráez et al., 2015). El 8 de diciembre del año 1646, su lealtad fue recompensada con la obtención del título de licenciado en medicina tras solo seis meses de estudio, lo que le permitió comenzar su práctica médica antes de la toma de Oxford por las fuerzas parlamentarias (Arráez et al., 2015). Tras obtener su licencia, conforme con Campohermoso et al. (2019), Willis enfrentó dificultades para iniciar su práctica, no por falta de conocimientos, sino debido a su falta de recursos para vestirse de manera apropiada y su tartamudeo, lo que le hacía parecer menos competente de lo que realmente era.

A pesar de la prohibición del culto anglicano durante el Protectorado, comenzó a celebrar asambleas religiosas en su casa (Arráez et al., 2015). Mientras tanto, en la Universidad de Oxford, la enseñanza tradicional fue reemplazada por nuevas tendencias que convirtieron a Oxford en el centro del conocimiento científico, alentadas por el pensamiento puritano e inspiradas por el trabajo de Francis Bacon. En respuesta a la influencia puritana, algunos miembros del Colegio Invisible de Londres fundaron el Club de Filosofía Experimental de Oxford, al que Willis se unió en eñ año 1649. En este club, de acuerdo con Arráez et al. (2015), se relacionó con figuras como Robert Boyle, padre de la química; William Petty, filósofo, médico, empresario y economista; Christopher Wren, catedrático de Astronomía en Oxford y arquitecto; Thomas Sydenham, conocido como el Hipócrates inglés; Robert Hooke, físico y microscopista; y Thomas Millington, médico y catedrático de Filosofía Natural en Oxford.

Este grupo se reunía con frecuencia para discutir temas científicos y realizar experimentos, lo que impulsó la investigación traslacional independiente en Oxford (Arráez et al., 2015). La filosofía natural de Aristóteles fue reemplazada por el atomismo de Pierre Gassendi, cuyas ideas influyeron en el trabajo de Willis, junto con los conceptos iatroquímicos de Walter Charleton y Théodore Turquet de Mayerne. Era común que los médicos se consultaran entre sí sobre sus pacientes, y Willis lo hizo con muchos clínicos. De hecho, la Biblioteca del St. John's College de Oxford conserva cartas intercambiadas entre Willis y Richard Higges, que son valiosas para estudiar el razonamiento de Willis, el cual era bastante distinto al de sus contemporáneos. Según Arráez et al. (2015), en una carta dirigida a Higges, el 24 de marzo del año 1665, proporciona detalles sobre el tratamiento de los pies de una paciente y sobre la preparación de la medicación, lo que demuestra cómo utilizaba sus conocimientos para ayudar a los pacientes.

El 14 de diciembre del año 1650, Willis y Petty vivieron una experiencia inusual al reanimar un cadáver (Arráez et al., 2015). Anne Greene, acusada de asesinato por matar a su bebé, fue colgada y declarada muerta antes de ser colocada en un ataúd (Molnar, 2004). Al abrir el ataúd, se escuchó un ruido extraño, lo que llevó a iniciar la reanimación. Anne se recuperó completamente, se casó y tuvo tres hijos más (Molnar, 2004). Este evento impactó significativamente su carrera profesional (Arráez et al., 2015). El 7 de abril del año 1657, se casó con Mary Fell, hermana de John Fell (Campohermoso et al., 2019). En el año 1660, tras la Restauración, Oxford fue purgada de elementos puritanos (Arráez et al., 2015). Ese mismo año, se convirtió en doctor en medicina y profesor sedleano de filosofía natural en Oxford. Arráez et al. (2015) menciona que, aunque este cargo requería conferencias sobre la tradición aristotélica, la educación recibida de los miembros del Colegio Invisible lo colocó en contraste con la restaurada tradición escolástica.

Gracias al apoyo de su amigo Gilbert Sheldon, obispo de Londres, Willis pudo presentar a sus alumnos sus teorías y observaciones personales (Arráez et al., 2015). Entre sus estudiantes estaban John Locke, médico y filósofo, y Richard Lower, cuyas notas de las conferencias de Willis formaron la base de las Oxford Lectures de Willis. Lower se convirtió en un notable anatomista mientras ayudaba a Willis en estudios neurológicos, y posteriormente realizó experimentos de transfusión de sangre que se presentaron en la Royal Society (Arráez et al., 2015). En correspondencia con Campohermoso et al. (2019), en el año 1662, el rey Carlos II fundó la Royal Society de Londres, y un año después, Thomas Willis fue elegido miembro de esta sociedad, siendo admitido el 24 de octubre del año 1667.

En el año 1664, fue elegido miembro honorario del Colegio de Médicos de Londres (Arráez et al., 2015). En 1665, Sheldon le propuso regresar a Londres, un centro importante para científicos en ese momento. A finales del año 1666, se trasladó a St. Martin's Lane y rápidamente alcanzó el éxito, convirtiéndose en "el médico más famoso de Europa", según una placa conmemorativa en la capilla de St. Martin en Fenny Stratford. En el año 1674, compró 3000 hectáreas de tierra cerca de Bletchley al duque de Buckingham. Finalmente, falleció el 11 de noviembre del año 1675 a causa de tuberculosis y neumonía. Según Arráez et al. (2015), sus restos reposan junto a los de su esposa en el transepto norte de la Abadía de Westminster.



Obra y Publicaciones

Sus escritos fueron desestimados por sus contemporáneos (Arráez et al., 2015). Sin embargo, su obra ha sido bien documentada por Hughes e Isler y en el rollo de Munk. La producción científica de Willis se compone de siete obras, organizadas en tres etapas. Esto refleja su interés por estudiar el alma desde una perspectiva iatroquímica. Durante la Reforma, que promovió el uso de las lenguas locales, la mayoría de sus contemporáneos publicaron sus trabajos en inglés. En contraste, Willis eligió escribir en latín, ya que consideraba esta lengua más pulcra y elegante. Además, el latín apoyaba la educación médica tradicional, respaldada por la Universidad, la Monarquía y la Iglesia. No obstante, el "Plain and Easie Method" de Willis se publicó originalmente en inglés, ya que era una edición póstuma de una obra escrita en el año 1666. Según Arráez et al. (2015), las ediciones recopiladas de las obras de Willis, que aparecieron en los 50 años posteriores a su muerte (nueve en latín y dos en inglés), demuestran su extensa influencia.

La principal contribución de Willis a la medicina radica en su investigación sobre la morfología del sistema nervioso, incluyendo la embriología, la anatomía comparada y la anatomía patológica, como base para comprender la patología neurológica (Fresquet, 2005). En 1664, se publicó "Cerebri Anatome", mientras que René Descartes publicó "Traité de l’homme" (Arráez et al., 2015). Arráez et al. (2015) mencionaron que, ambos autores compartían el objetivo de entender la estructura y función del sistema nervioso en su esfuerzo por comprender la relación entre el alma y el cuerpo, aunque sus enfoques eran muy distintos.

A diferencia de René Descartes, las ambiciones de Willis eran más modestas (Arráez et al., 2015). No especulaba sobre la relación entre el alma y el cuerpo; en cambio, daba prioridad a observar la estructura tal como era, sin alterarla para adaptarla a ninguna teoría. Willis buscaba entender las funciones normales del sistema nervioso para abordar las patologías neurológicas. En correspondencia con Arráez et al. (2015), para Thomas Willis, un defecto o falta de fluidos nerviosos podía afectar el espíritu vital, una idea que se refleja en su obra "De Anima Brutorum", donde estudia el "alma animal" o "sensible" del ser humano.

A pesar de que esta obra pueda parecer teórica y especulativa, realizó importantes aportaciones a la anatomía comparada del sistema nervioso, basando sus teorías en la investigación animal (Arráez et al., 2015). Sostenía que el "alma animal" era la parte más sutil e ígnea de la sangre y que todas las sensaciones, movimientos e impulsos dependían de los "espíritus animales". Frente a la naturaleza material del "alma sensitiva", el "alma racional" era inmaterial e inmortal; albergaba las facultades de sabiduría y razón, y, por ende, era exclusiva del ser humano. En este contexto, sugería que las enfermedades neuropsiquiátricas surgían cuando ambas "almas sensibles y racionales” se encontraban alteradas. Finalmente, Arráez et al. (2015) indicaron que Willis realizó una de las primeras descripciones sistemáticas de enfermedades neuropsiquiátricas, como cefalalgia, trastornos del sueño, coma, apoplejía, vértigo, parálisis, manía, delirio y melancolía.



“Cerebri Anatome”

La Relación Cuerpo - Cerebro - Alma

Inició su investigación sobre la comprensión del "alma racional" y su interacción con el cerebro debido a la necesidad de material para sus conferencias (Arráez et al., 2015). En la Dedicatoria dirigida a Sheldon, dejó claro que la "filosofía natural" y la "teología cristiana" no debían considerarse rivales. Además, afirmó que la anatomía podía revelar los lugares ocultos de la mente y explorar la Capilla viva y respirante de la Deidad. Concluyó su dedicatoria afirmando que, tras estudiar el cerebro, incluso el ateo más obstinado podría reconocer la existencia de Dios o, en su defecto, rechazar tanto la religión como la razón. En el Prefacio, su religiosidad, combinada con sus métodos científicos, le llevó a considerar el cerebro como un sistema armonioso e interconectado diseñado por Dios. Más adelante, según Arráez et al. (2015), al escribir sobre el cerebro, empleó una metáfora para expresar sus opiniones sobre el papel del rey y la iglesia, una técnica común en las conferencias y obras filosóficas de la época de la Restauración.

También sostuvo que, al estudiar anatomía, podría demostrar las semejanzas estructurales entre el ser humano y los animales, a pesar de las diferencias en su función más elevada (Arráez et al., 2015). Esto implicaba que el ser humano poseía un "alma inmortal" además de la "compartida con los animales". Por esta razón, la obra "Cerebri Anatome" es una anatomía comparada que incluye numerosas referencias y dibujos que comparan al ser humano con el caballo y la oveja. Willis se dio cuenta de que las funciones del sistema nervioso eran mucho más complejas de entender que las de otros órganos. En consecuencia, reemplazó la doctrina de Nemesius y dedujo que los ventrículos contenían líquido cefalorraquídeo, que recogía los productos de desecho de los efluvios. Asimismo, de acuerdo con Arráez et al. (2015), reconoció la corteza como el sustrato de la cognición y afirmó que la girofalia estaba relacionada con un aumento progresivo en la complejidad de la cognición.

En su esquema funcional, situaba el origen de los movimientos voluntarios en la corteza cerebral, mientras que los movimientos involuntarios provenían del cerebelo; la memoria se ubicaba en la sustancia blanca; los giroscopios controlaban la memoria, la voluntad y la imaginación; y el estriado tenía un papel esencial en la sensación y el movimiento (Arráez et al., 2015). Willis era un defensor de los "spiritus animalis", que se extraían de una destilación cerebral de la sangre y descendían por los nervios hacia los territorios orgánicos para provocar sensaciones y movimientos. Según Arráez et al. (2015), los fluidos nerviosos transportados por el "spiritus" no se encontraban en el interior de las fibras nerviosas, como se creía en ese entonces, sino en su espacio intersticial.

También formuló una hipótesis sobre la sensación y el movimiento que involucraba los túbulos nerviosos descubiertos en el cerebro por Malpighi y las fibras membranosas de Baglivi (Arráez et al., 2015). Además, consideraba que el proceso químico era crucial: la sustancia debía llegar a los músculos a través de los nervios para unirse al "spiritus animalis" extraído de la sangre. De acuerdo con Arráez et al. (2015), esta reacción desencadenaba la contracción muscular.

Los Nuevos Enfoques Técnicos de Estudio de Willis

El primer capítulo, que es también el más extenso de su obra, aborda los nuevos enfoques y tecnologías en el campo de la conservación de órganos y la inyección de sustancias solidificantes coloreadas (Arráez et al., 2015). En este contexto, detalla de manera explícita su metodología científica. Respecto al método de disección, observó que los anatomistas previos analizaban el cerebro mediante disección in situ, es decir, tras abrir el cráneo, retiraban secciones sucesivas del cerebro. Este procedimiento permitía un estudio minucioso de los ventrículos, pero complicaba la observación precisa de la delicada estructura del tronco encefálico. En cambio, Willis optó por extraer el cerebro completo e intacto, lo que le permitió examinar un órgano menos distorsionado. De acuerdo con Arráez et al. (2015), durante la redacción de "Cerebri Anatome", Willis contaba con una amplia colección de láminas y atlas anatómicos que le sirvieron como base para sus investigaciones originales.

Aunque Willis reconocía a Galeno de Pérgamo (129 d.C. - 210 d.C.) e Hipócrates (460 - 377 a.C.) como los fundadores de la medicina, consideraba que los anatomistas clásicos no solo carecían de un conocimiento anatómico detallado, sino que además estaban influenciados por un sistema de creencias incorrecto y de origen pagano (Arráez et al., 2015). Esta falta de fe impedía a los antiguos reconocer la verdadera belleza de la humanidad, considerada por Willis como la obra final de Dios. Además, Willis fue un pionero en las técnicas de conservación del cerebro para su posterior estudio. En correspondencia con Arráez et al. (2015), con el fin de retrasar la rápida descomposición del cerebro, Thomas Willis lo conservaba en alcohol puro, un método que había sido sugerido previamente por Boyle.

Ilustraciones y Grabados

Uno de sus logros más destacados en su obra fue la capacidad para ilustrar con precisión los hallazgos obtenidos durante la disección (Arráez et al., 2015). Leonardo da Vinci animó al anatomista a abandonar la idea de que la estructura del cuerpo humano pudiera comprenderse completamente a través de palabras. A partir de la publicación de "Historia de la Composición del Cuerpo Humano" de Valverde de Amusco en el año 1556, los textos anatómicos comenzaron a incluir gradualmente leyendas visuales e ilustraciones de mayor calidad, grabadas en láminas de cobre. De hecho, conforme con Arráez et al. (2015), las 23 figuras contenidas en "Cerebri anatome" no tenían precedentes en la historia de la anatomía.

Nuevas Descripciones Anatómicas

En su obra, describió detalladamente varias estructuras cerebrales, entre las que se incluyen el núcleo estriado, la cápsula interna, los pedúnculos cerebelosos, la comisura anterior, el claustro, el núcleo olivar inferior, las pirámides, el tálamo, la estría terminal y ciertos nervios (Arráez et al., 2015). Asimismo, señaló que el tejido cerebral carece de sensibilidad frente a estímulos dolorosos, en contraste con las meninges, que sí son sensibles. Finalmente, de acuerdo con Arráez et al. (2015), Willis ofreció precisiones sobre el sistema nervioso vegetativo y propuso una clasificación que abarcaba nueve nervios craneales.

Los Nervios Simpáticos y el Nervio Vago

La división entre los nervios simpáticos y el nervio vago se atribuye a menudo a Charles Estienne (Arráez et al., 2015). No obstante, Eustachius y Willis fueron los únicos anatomistas de la época que proporcionaron ejemplos claros de esta separación. Además, afirmaron que la subdivisión simpática del sistema nervioso autónomo tenía un origen intracraneal. En consecuencia, algunos autores sugieren que Willis conocía las tablas inéditas de Eustachius, mientras que otros creen que distintas líneas de pensamiento llevaron a conclusiones similares. El libro "Cerebri Anatome" incluye dos ilustraciones claras y precisas de esta separación, las cuales se asemejan a las de Eustachius. Aunque las imágenes de Willis carecían del refinamiento artístico de las de Eustachius, destacaban por su capacidad para mostrar las relaciones topográficas entre los órganos viscerales. Según Arráez et al. (2015), Willis también postulaba que el nervio vago tenía mayor relevancia para los animales inferiores en comparación con los nervios simpáticos.

Uno de sus principios más importantes sugería que el cerebro influía sobre el cerebelo a través de la placa cuadrigémica y los pedúnculos cerebelosos superiores (Arráez et al., 2015). Por esta razón, el cerebelo coordinaba los nervios vago e "intercostal", ambos involuntarios. Esta influencia se manifestaba comúnmente en la histeria, provocando dificultad para respirar, dolor en el pecho, distensión abdominal, así como episodios de llanto y risa. Por tanto, Willis se adelantó a las ideas contemporáneas sobre la fisiología de las emociones. La descripción que hizo Willis de los nervios intercostales ha sido escasamente abordada por los historiadores de la medicina. Sin embargo, estos nervios desempeñan un papel fundamental en su neurología. De conformidad con Arráez et al. (2015), Willis sostenía que a través de estos nervios, los cuales conectan el cerebro con el corazón y las vísceras inferiores, el cerebro regulaba las pasiones y los instintos del cuerpo inferior.

El Nervio Accesorio

Willis fue el primer anatomista en describir e ilustrar el nervio accesorio como un nervio independiente (Arráez et al., 2015). Durante sus estudios, observó que, en peces y aves de corral, el nervio accesorio abastecía a las aletas y alas, a diferencia de los humanos y otros mamíferos, donde este nervio está relacionado con los músculos del cuello. En correspondencia con Arráez et al. (2015), la conexión temporal entre el nervio accesorio y el nervio vago captó la atención de Thomas Willis, lo que lo llevó a especular sobre cómo el cerebro responde al miedo y otras emociones que influyen en los músculos del cuello y los brazos.

Los Nervios Craneales

Willis realizó importantes aportes en la clasificación y numeración de los nervios craneales (Arráez et al., 2015). Antes de su intervención, desde la época de Galeno hasta el siglo XVI, estos nervios eran conocidos como "nervios cerebrales". Sin embargo, Willis redefinió su origen, situándolo dentro del cráneo y estableciendo que el par de nervios surge internamente en esta región. Su influencia fue clave para consolidar una nueva clasificación que incluía nueve nervios craneales. Conforme con Arráez et al. (2015), esta nueva categorización representó una mejora respecto a las clasificaciones anteriores, ya que integraba los nueve nervios craneales conocidos en la actualidad.

En su esquema, el séptimo nervio comprendía tanto el nervio facial como el nervio vestibulococlear, mientras que el octavo nervio abarcaba los nervios glosofaríngeo, vago y la raíz craneal del nervio accesorio (Arráez et al., 2015). Por su parte, el cuarto nervio estaba compuesto por el nervio hipogloso y la raíz espinal del nervio accesorio. Esta clasificación se mantuvo vigente durante 114 años, hasta que en el año 1778 Sömmering introdujo la clasificación moderna de 12 nervios craneales. De hecho, según Arráez et al. (2015), el trabajo de Willis fue tan influyente en Inglaterra que su clasificación continuó siendo utilizada en algunas obras inglesas hasta finales del siglo XIX.

El Círculo Arterial Cerebral

En su obra "Cerebri Anatome" se presenta la primera ilustración completa de la anastomosis arterial, representada como un círculo cerrado en la base del cerebro (Arráez et al., 2015). Sin embargo, cabe señalar que Willis nunca afirmó ser el descubridor de este círculo arterial. Sus sucesores inmediatos en este campo no lo mencionaron, ni a ningún otro, como responsable del descubrimiento del círculo arterial, aunque la mayoría comentaron, de manera apreciativa o crítica, su obra, particularmente en lo referente a la descripción de las arterias cerebrales. A pesar de esto, Willis fue el primero en entender la importancia funcional y patológica de dicho círculo arterial. Como médico académico y pionero en la investigación traslacional, realizó cirugías experimentales para demostrar los mecanismos de compensación cerebral, identificando además la barrera hematoencefálica. Conforme con Arráez et al. (2015), Willis sugirió que solo las partículas más pequeñas, necesarias para la rápida función nerviosa, podían pasar de la sangre al cerebro.



Legado

Su nombre ha perdurado principalmente por su descripción del círculo de Willis, una estructura arterial en la base del cerebro (Molnar, 2004). La idea del círculo surgió durante la autopsia de un hombre que falleció de cáncer de estómago, cuando Willis pudo demostrar su funcionalidad al trazar el recorrido de una inyección de tinta post - mortem. Sus logros resultan notables, sobre todo porque realizó sus observaciones mediante la disección de cerebros sin fijar, algunos de los cuales debieron encontrarse en condiciones muy deterioradas. Durante estos estudios, según Molnar (2004), redefinió los nervios craneales, superando la clasificación establecida por Galeno.

En este sentido, identificó con precisión los nervios del primero al sexto tal como se conocen en la actualidad (Molnar, 2004). Aunque describió el séptimo nervio como el auditivo, con dos ramas, identificó el octavo como el nervio vago, reconociendo sus ramificaciones hasta el corazón. Junto con Richard Lower, demostraron las funciones del nervio vago mediante experimentos en perros. Asimismo, descubrió el nervio accesorio espinal, y sus ilustraciones mostraron los nervios glosofaríngeo e hipogloso, aunque con una terminología diferente a la actual y destacó la importancia de la médula oblonga en la regulación de las funciones del corazón, los pulmones y los intestinos. De acuerdo con sus observaciones, en correspondencia con Molnar (2004), los impulsos nerviosos se transmitían desde el cerebro y los "espíritus animales" se reflejaban en la periferia a partir del cuerpo estriado.

Resulta sorprendente que sus teorías sobre la transmisión de los impulsos nerviosos anticiparan el descubrimiento de la corriente eléctrica (Molnar, 2004). Además, propuso que la función cognitiva superior se originaba en las circunvoluciones de la corteza cerebral, una idea novedosa en su tiempo. En esa época, la visión dominante era la de Galeno, quien sostenía que las cavidades llenas de líquido en el cerebro contenían un fluido conocido como "espíritu animal", el cual se consideraba el producto final de una destilación perfecta. Se creía que tres células estaban involucradas en las funciones cognitivas: la primera, el sensus communis, recibía señales de los sentidos; estas señales se mezclaban y pasaban al ventrículo medio, donde se procesaban la razón, el pensamiento y el juicio. Finalmente, la memoria se formaba en el tercer ventrículo. Según Molnar (2004), este paradigma fue cuestionado cuando da Vinci descubrió que la mayoría de los nervios sensoriales se dirigían al tercer ventrículo, lo que sugería que el sensus communis residía allí.

Por otro lado, Willis fue un pionero en el estudio de trastornos como el sueño, el sonambulismo, el insomnio, la narcosis y el letargo, relacionando el letargo con la hidrocefalia obstructiva, tumores cerebrales y derrames (Molnar, 2004). Además, en correspondencia con Molnar (2004), al realizar disecciones de sus propios pacientes, buscó correlacionar síntomas de enfermedades psiquiátricas, como la manía, la melancolía y la histeria, con patologías cerebrales específicas.



Referencias

  1. Arráez, L., Navia, P., Fuentes, T., & Bueno, J. L. (2015). Thomas Willis, a pioneer in translational research in anatomy (on the 350th anniversary of Cerebri anatome). Wiley Online Library. Recuperado 13 de enero de 2022, de https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/joa.12273

  2. Campohermoso, O. F., Solíz, R. E., Campohermoso, O., Flores, R. I., & Huallpara, V. (2019). Tomas Willis, neuroanatomista y padre de la neurología. Scielo. Recuperado 12 de enero de 2022, de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S1652-67762019000200013&script=sci_arttext

  3. Fresquet, J. L. (2005). Thomas Willis (62-675). Historia de la Medicina. Recuperado 12 de enero de 2022, de https://www.historiadelamedicina.org/pdfs/willis.pdf

  4. Molnár, Z. (2004). Thomas Willis (1621–1675), the founder of clinical neuroscience. Research Gate. Recuperado 12 de enero de 2022, de https://www.researchgate.net/publication/8666149_Thomas_Willis_1621-1675_the_founder_of_clinical_neuroscience

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