Las teorías sobre la ubicación anatómica del componente espiritual del ser humano tienen sus raíces en las primeras manifestaciones del pensamiento filosófico y en el surgimiento de las religiones, aunque la comunidad científica no ha sido ajena al desarrollo de este debate (López, Rubio, Molina & Alamo, 2012). En efecto, una de las hipótesis más interesantes acerca de la sede corpórea del alma humana fue propuesta por René Descartes. Él sostenía que la estructura compacta de la glándula pineal, al igual que la estructura de otras partes del cerebro, está compuesta por hilos separados por poros a través de los cuales la sangre, que provenía de los plexos coroideos y de las arteriolas epifisarias, penetraba en el cerebro. Según López, Alamo & García (2010), para el desempeño de su función, la glándula pineal extrae partículas finas suspendidas en la sangre y producidas en el ventrículo izquierdo del corazón, al calor del miocardio y las transformaría en los espíritus animales.
Por otro lado, aquellas partículas más groseras, al no ser filtradas por la glándula pineal, ingresan a la superficie cortical del cerebro y sirven como nutrientes (López, Alamo & García, 2010). Estos espíritus tienen dos propiedades fundamentales: son partículas extremadamente pequeñas y se mueven con gran rapidez. De esta manera, en correspondencia con López, Alamo & García (2010), Descartes otorga a la glándula pineal un papel prioritario y básico en el mecanismo íntimo de la relación hombre - máquina y su entorno.
La Importancia de la Glándula Pineal a lo Largo de sus Obras
La afirmación de Descartes, en la que sostiene que la glándula pineal es la sede principal del alma, se ha destacado como una de las declaraciones más duraderas y trascendentes de su pensamiento (Shapiro, 2011). Tal afirmación se mantiene presente en sus escritos biológicos y se prolonga hasta su obra "Las Pasiones del Alma". En el "Tratado del Hombre", asocia por primera vez el alma con la glándula pineal de manera específica y directa (Shapiro, 2011). Para Descartes, la glándula pineal desempeñaba un papel fundamental, pues intervenía en procesos tan diversos como la sensación, la imaginación, la memoria y en la causación de los movimientos corporales (Lokhorst, 2013). Sin embargo, según Lokhorst (2013), se debe destacar que algunos de los supuestos anatómicos y fisiológicos básicos de Descartes resultaron ser completamente erróneos, no sólo según los estándares científicos actuales, sino también a la luz del conocimiento disponible en su propia época.
En el "Quinto Discurso de la Óptica", reitera el vínculo del alma con esta parte específica del cerebro (Shapiro, 2011). Esta misma idea se retoma en las "Meditaciones", donde insiste en que el alma no es afectada inmediatamente por todas las partes del cuerpo, sino únicamente por el cerebro, o quizás por una parte específica de este, a saber, la que se cree que contiene el sentido común. Según su afirmación, cada vez que esta pequeña parte del cerebro está en un estado determinado, presenta las mismas señales a la mente, independientemente de los estados en los que puedan encontrarse otras partes del cuerpo en ese momento. Esta misma tesis se traslada a su obra "Las Pasiones del Alma", donde, de acuerdo con Shapiro (2011), esta pequeña parte del cerebro es nuevamente identificada como la sede del alma.
En los textos más influyentes donde Descartes hace esta afirmación, no parece ofrecer ninguna explicación detallada sobre el porqué de su postura (Shapiro, 2011). No obstante, Descartes justifica su afirmación de que la glándula pineal es la sede del alma en dos contextos específicos. En primer lugar, presenta una visión relativamente detallada de la glándula pineal en una serie de cartas dirigidas a Meyssonnier y Mersenne, que comienzan en el año 1640 y continúan en el año 1641. Esta perspectiva se elabora posteriormente, pero se mantiene en gran medida inalterada en "Las Pasiones del Alma". En correspondencia con Shapiro (2011), las justificaciones que Descartes ofrece para su afirmación se dividen en dos categorías generales: anatómicas y analógicas.
Los Argumentos Anatómicos
Las razones que lo llevaron a considerar la glándula pineal como el centro de control del cuerpo, así como el alojamiento del sensorium commune y el asiento del alma, se fundamentan, sin lugar a dudas, en aspectos de carácter puramente anatómico, tal como se desprende de algunas cartas enviadas por el filósofo durante el año 1640, quizás influenciado por el notable avance en el conocimiento del sistema nervioso experimentado en la época (López, Alamo & García, 2010). De acuerdo con Shapiro (2011), debido a que la glándula pineal se encuentra situada anatómicamente de la manera en que lo está, se argumenta que es la única estructura que permite que el alma pueda pensar de la manera en que lo hace mientras está unida al cuerpo.
Hay dos especies básicas de argumentos anatómicos (Shapiro, 2011). En primer lugar, Descartes argumentó que la posición anatómica de la glándula pineal se ajusta de manera única a las limitaciones de nuestra percepción sensorial. Una vez que Descartes anunció que la función del conarion era ser el asiento principal del alma y el lugar en el que se forman todos los pensamientos, procedió a razonar que, dado que nunca tenemos más de un pensamiento a la vez, debía darse el caso de que las dos impresiones provenientes de nuestros órganos sensoriales dobles se unieran en alguna parte del cuerpo; esa parte no debía ser doble si se pretendía presentar a la mente una única impresión, a partir de la cual pudiera concebirse una sola idea. Entonces, en correspondencia con Shapiro (2011), Descartes encontró que no hay ninguna parte del cerebro, excepto la glándula pineal, que no sea doble.
En segundo lugar, es necesario considerar las razones matemáticas que llevaron a esta elección, puesto que Descartes optó por un órgano que se encuentra precisamente en el centro geométrico del cerebro (López, Alamo & García, 2010). Descartes argumentó que la posición protegida de la glándula dentro del cerebro era especialmente adecuada para recibir ideas y, por ende, propicia para una mente buena y sutil (Shapiro, 2011). Aunque este punto puede parecer completamente diferente, resulta que, también por esta razón, la glándula pineal debía ser considerada la sede del sentido común. De este modo, como es la sede del sentido común, la glándula pineal también debía ser el asiento del alma. En consecuencia, conforme con Shapiro (2011), ambos tipos de argumentos anatómicos pretenden demostrar que la glándula pineal es la sede del sentido común y, a partir de ahí, concluir que es el asiento del alma.
Para Descartes, la única alternativa a que el alma no estuviera unida a ninguna parte sólida del cuerpo era que, en lugar de ello, estuviera conectada a los espíritus animales que se encuentran en varias concavidades, pero esa idea resulta patentemente absurda (Shapiro, 2011). De la misma manera, en correspondencia con Shapiro (2011), era mucho más fácil comprender cómo las imágenes procedentes de nuestros órganos sensoriales dobles se combinaban en una sola dentro de la glándula pineal que entender cómo lo harían en las concavidades.
El Argumento Analógico
Descartes, al margen de las consideraciones anatómicas previamente mencionadas, presenta también en una oportunidad un argumento de tipo analógico con el fin de justificar su afirmación de que la glándula pineal es, en efecto, la sede del alma (Shapiro, 2011). En la carta dirigida a Mersenne el 30 de julio del año 1640, argumenta que, dado que el alma humana no tiene una naturaleza doble sino que es única e indivisible, la parte del cuerpo a la que se encuentra más estrechamente unida también debe poseer esa misma característica de unicidad y no estar dividida en dos partes similares. Según su análisis, en todo el cerebro no existe ninguna parte que cumpla con estas condiciones excepto la glándula pineal (Shapiro, 2011). Además, de conformidad con López, Rubio, Molina & Alamo (2012), su ubicación central permitiría el proceso de integración de las percepciones y sensaciones de los órganos duplicados.
Posteriormente, procede a descartar otras posibles partes del cuerpo como candidatas a ser la sede principal del alma basándose en los motivos previamente expuestos (Shapiro, 2011). Señala que, aunque el cerebelo es superficialmente uno solo y así se le denomina, incluso su processus veriformis puede dividirse en dos partes; de manera similar, la médula espinal es susceptible de dividirse en cuatro partes. De esta manera, Descartes sostiene que la glándula pineal, al ser única y no estar dividida, resulta particularmente adecuada para unirse al alma. Dado que la glándula pineal no está dividida, y por lo tanto es una sola entidad, y considerando que el alma es también una e indivisible, ambas conforman una unidad. Según Shapiro (2011), es precisamente la analogía en sus estructuras lo que permite esta unión.
Referencias
Gallo, L. E. (2005). De las cosas que pueden ponerse en duda en Descartes: el cuerpo. EFDEPORTES. Recuperado 20 de diciembre de 2021, de https://www.efdeportes.com/efd87/cuerpo.htm
Lokhorst, G. (2013). Descartes and the Pineal Gland. Stanford Encyclopedia of Philosophy. Recuperado 20 de diciembre de 2021, de https://plato.stanford.edu/entries/pineal-gland/#TreaMan
López, F., Alamo, C., & García, P. (2010). La neurofisiología cartesiana: entre los spiritus animalis y el conarium. Medigraphic. Recuperado 20 de diciembre de 2021, de https://www.medigraphic.com/pdfs/arcneu/ane-2010/ane103i.pdf
López, F., Rubio, G., Molina, J. D., & Alamo, C. (2012). The pineal gland as physical tool of the soul faculties: A persistent historical connection. ScienceDirect. Recuperado 20 de diciembre de 2021, de https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2173580812000429?token=8129F40DB85AB90C253EFF31D92C751CA572A054F1B0562F61E2D42016613BDA86E134C3FA258B088981ACCA2CC14BDD&originRegion=us-east-1&originCreation=20211220191640
Shapiro, L. (2011). Descartes’s Pineal Gland Reconsidered. Midwest Studies in Philosophy. Recuperado 20 de diciembre de 2021, de https://lisacshapiro.files.wordpress.com/2012/04/shapiro-pinealgland.pdf