Con la aparición de René Descartes, se dio inicio a una filosofía marcadamente moderna, la cual se distinguió por un alto nivel de racionalismo (Vargas, 2014). Esta filosofía rompió con el paradigma de la teoría heliocéntrica en la construcción del conocimiento y puso un énfasis notable en la razón, incluso por encima del individuo mismo. En pocas palabras, lo que importa no es la persona, sino lo que se conoce a través de la razón. La propuesta de René Descartes, sintetizada en el método cartesiano, tuvo repercusiones en todas las áreas del conocimiento. En correspondencia con Vargas (2014), el método cartesiano se caracterizó por adoptar el modelo matemático, lo cual, de alguna manera, confirmó lo expuesto por Galileo Galilei, en el sentido de que la naturaleza estaba escrita en el lenguaje matemático.
Contextualización
Sin lugar a dudas, la ciencia moderna considera como referencia más distante la física aristotélica (Vargas, 2014). En realidad, la filosofía de este distinguido pensador griego ha impregnado los trabajos de Nicolás Copérnico, Isaac Newton, Galileo Galilei, René Descartes y los teóricos contemporáneos del positivismo y del empirismo lógico. No obstante, de conformidad con Vargas (2014), las hipótesis de Platón han influenciado en el pensamiento de diferentes filósofos de manera antagónica, inclusive se puede observar que Descartes parece incorporar en sus teorías algunos de los planteamientos de la teoría de las ideas de Platón.
En este contexto, el surgimiento del pensamiento cartesiano fue una respuesta a la incertidumbre que se vivía entre los siglos XV y XVII, cuando el modelo científico geocentrista y teocentrista perdía vigencia, y nacía un nuevo modelo del universo, así como un nuevo método de pensar, sustentado en proposiciones matemáticas: la teoría heliocéntrica (Vargas, 2014). Según esta teoría, lo que se puede medir y cuantificar adquiere relevancia y se impone. Además de esto, conforme con Vargas (2014), en aquel momento, se produjo una división en el catolicismo, lo cual despertó la "duda", que a su vez puso en tela de juicio el criterio de verdad y las estructuras que se consideraban su fuente: la religión y la ciencia.
Para contrarrestar este manto de incertidumbre y duda, Descartes intentó establecer una estructura filosófica en la que no hubiera errores de ningún tipo (Vargas, 2014). Las matemáticas le ayudaron a realizar este propósito, pero además, encontró en la razón humana una base sólida sobre la cual sembrar su pensamiento y la nueva estructura filosófica que planteó. Por consiguiente, según Vargas (2014), se considera como el padre de la filosofía moderna y como el pionero del racionalismo científico, ya que, en su opinión, solo la razón podía diferenciar entre lo verdadero y lo falso, mientras que los sentidos pueden ser engañados.
En este contexto, su escepticismo no tenía ninguna relación con las propuestas de los escépticos, quienes sostenían que no había posibilidad de acercarse a la verdad (Vargas, 2014). En contraste, en el pensamiento de Descartes, es posible acceder al conocimiento de dos maneras: a través de la experiencia y por deducción. Esto no significa que otorgara relevancia al conocimiento sensible, y quizás por esa razón, en el desarrollo de su tesis, reemplazó la experiencia por la intuición, ya que esta última, junto con la deducción, son cualidades de la razón y, en este sentido, tienen la posibilidad de proporcionar conocimientos ciertos. De hecho, esta experiencia puede ser engañosa, ya que los sentidos pueden hacer que se perciba y se comprenda la realidad de manera incorrecta. Según Vargas (2014), de ahí su apego por las matemáticas, una ciencia que parte de un punto de vista deductivo y elabora el conocimiento desde la mente sin obtener nada de la experiencia.
La Duda Metódica
Una parte integral del método cartesiano es la disposición para cuestionar las cosas que se dan por sentado (Giles, 2021). Sin embargo, en el método de Descartes, la duda es simplemente una herramienta al servicio de un objetivo preeminente. El propósito general de toda su filosofía era encontrar una verdad última, una certeza en la que pudiera fundamentar todo su pensamiento. Su filosofía metódica era menos un método de duda que un método para evitar el error (Giles, 2021). En consecuencia, conforme con Vargas (2014), se establece que la base de todo conocimiento es el individuo, ya que la principal fuente de conocimiento reside en la razón.
En el discurso cartesiano, la duda se distingue del escepticismo (Vargas, 2014). Por esta razón, Descartes construyó la denominada "duda metódica", desde la cual, solo se debe reconocer la verdad, es decir, el conocimiento que se obtiene de forma clara, distinta, obvia y precisa. En este caso, el conocimiento factible debe ser rechazado, ya que debe considerarse falso. Por consiguiente, la duda metódica constituye el aspecto epistemológico del método cartesiano en la medida en que se refiere a la pregunta por la verdad. Por otro lado, de conformidad con Vargas (2014), el método en sí corresponde al aspecto metodológico de la filosofía cartesiana, es decir, a los pasos para alcanzar el conocimiento verdadero.
En este contexto, la duda combina las características de ser universal y metódica (Vargas, 2014). En el primer caso, menciona la necesidad de cuestionar casi todo, mientras que en el segundo, busca distinguirla del escepticismo. Según Descartes, es posible obtener un conocimiento verdadero, y la duda es simplemente un mecanismo para lograrlo. Descartes utilizó parte de su Discurso del Método y su primera "Meditación Metafísica” para proponer la necesidad de dudar, señalando que los sentidos, aunque son herramientas para adquirir el conocimiento, a veces pueden ser engañados y generar falsas verdades. De allí, según Vargas (2014),la total relevancia que da a la razón como única probabilidad de construir conocimientos verdaderos, debido a que, esta descubre la verdad a través del saber racional.
En el proceso de cuestionar todo, Descartes encontró la primera verdad elemental: el ser humano es un ser pensante (Vargas, 2014). Más importante aún, las personas tienen la posibilidad de cuestionar lo pensado, pero no el pensamiento en sí. De esta manera, llegó a la primera verdad: "cogito, ergo sum", que significa "pienso, luego existo", proposición que constituye el primer fundamento de toda la filosofía cartesiana. Por consiguiente, se puede señalar que esta frase enfatiza la iniciativa de modificar el esquema filosófico, pasando del objetivismo de la Edad Media al subjetivismo planteado en el método cartesiano, a partir del cual, lo fundamental es el conocimiento de las cosas a través de la razón humana. En pocas palabras, según Vargas (2014), con la duda metódica, el sujeto pensante se convierte en el motivo sobre el cual se construye todo el saber racional; y con la primera verdad, se encuentra además la existencia del ser humano.
El Método Cartesiano
Para Descartes, la ciencia y la filosofía se mantenían estrechamente vinculadas, lo cual se evidencia no solo en su metáfora del árbol, sino también en su creencia de que todas las ciencias y disciplinas se construyen a partir del conocimiento que desarrolla el ser humano y poseen un núcleo común: el método (Vargas, 2014). Este método garantiza la correcta consecución de la verdad, ya que proporciona seguridad en el proceso de su obtención y reduce el riesgo de cometer errores. No se puede reconocer la realización o construcción de ciencia sin un método, ya que este se necesita para investigar la verdad de las cosas. Por tanto, según Vargas (2014), Descartes enseñó que el método consiste en cuatro reglas ciertas y fáciles, a través de las cuales, quien las observe exactamente, nunca tomará nada falso como verdadero, y no utilizará inútilmente ningún esfuerzo mental, sino que siempre incrementará gradualmente su ciencia y llegará al conocimiento verdadero de todo aquello que es capaz de hacer.
La primera regla del método cartesiano es la regla de evidencia, que menciona que no se debe aceptar como verdadero cualquier cosa que no se sepa con certeza, es decir, se debe evitar la precipitación y la duda (Molina, 2018). Por esta razón, lo único verdadero es lo evidente (García, 2021). Este ejercicio se realiza por medio de la intuición, en otras palabras, aquello que se percibe inmediatamente a través de la intuición, es lo evidente (García, 2021). Por lo tanto, la idea debe ser clara y no debe haber lugar a dudas. Con esto, de acuerdo con García (2021), se eliminan todas aquellas extraídas de procesos deductivos o que puedan causar contraposición.
La segunda regla es la regla del análisis (Vargas, 2014). Esta regla hace referencia a que cualquier idea, por muy complicada que sea, se puede dividir en ideas más simples (García, 2021). A través de este proceso, se descompone un criterio complejo en un conjunto de ideas evidentes. Por lo tanto, según García (2021), la mente puede concebir con claridad cada una de ellas.
La tercera regla es la regla de la síntesis (Vargas, 2014). Una vez que se han descompuesto y entendido todos los elementos de un problema complejo, se construyen todas y cada una de las ideas en orden de complejidad (García, 2021). De conformidad con García (2021), en esta etapa y debido a este proceso, se generan nuevos conocimientos por medio de la deducción.
La última regla es la regla de las comprobaciones (Vargas, 2014). En esta regla, se examina todo el proceso ejecutado para evitar errores en su creación, con el fin de que los nuevos conocimientos generados sean evidentes e irrefutables (García, 2021). En pocas palabras, conforme con Vargas (2014), esta última regla sería algo similar a hacer las enumeraciones y verificaciones necesarias al objeto examinado para asegurarse de que sea realmente verdadero.
La propuesta descrita en el método cartesiano tiene como objetivo, por un lado, evitar errores y obtener verdades, es decir, diferenciar entre lo verdadero y lo falso; y por otro lado, buscar nuevas verdades a partir de las ya existentes y conocidas (Vargas, 2014). En este sentido, la intuición y la deducción se entienden como habilidades de la razón humana y, en esta medida, se debe permitir que actúen de acuerdo con el método para llegar a la verdad. Ambas facultades están presentes en los pasos del método cartesiano; la intuición en los dos primeros y la deducción en los dos últimos. En Descartes, según Vargas (2014), ambas habilidades cobran relevancia, ya que son la única forma de adquirir conocimiento y, por lo tanto, sustentan este método.
Ahora bien, para poner en acción la intuición, se necesitan dos condiciones (Vargas, 2014). La primera se refiere a que lo intuido debe entenderse de manera clara y distinta; y la segunda, que lo que se intuye se realice simultáneamente, y no una tras otra. Por el contrario, la deducción se hace en un movimiento de la mente a partir del cual se puede inferir una cosa de otra, por lo tanto, no es simultáneo sino gradual. Sin embargo, de acuerdo con Vargas (2014), en la aplicación de este método, llega un punto en el que, el sujeto, después de acercarse a la verdad, logra combinar su habilidad deductiva con la inductiva, de tal manera, que rápidamente completa los pasos del método, distinguiendo lo verdadero de lo falso y dando la impresión de que esto último solo se hace desde el punto de vista inductivista.
Referencias
García, A. M. (2021). Método cartesiano. Economipedia. Recuperado 27 de noviembre de 2021, de https://economipedia.com/definiciones/metodo-cartesiano.html
Giles, D., PhD. (2021). What Was Descartes’ Method? - Inserting Philosophy. Medium. Recuperado 29 de noviembre de 2021, de https://medium.com/inserting-philosophy/what-was-descartes-method-8ef2f9457201
Molina, V. H. (2018). El método cartesiano y su relación con las normas internacionales de información financiera. Universidad de los Andes. Recuperado 27 de noviembre de 2021, de https://www.redalyc.org/journal/4655/465554397012/html/
Vargas, C. M. (2014). Una aproximación al método cartesiano. Su relación con la contabilidad. Scielo. Recuperado 27 de noviembre de 2021, de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-14722014000200009
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