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Foto del escritorJuliana Eljach

¿Cómo los Niños Enfrentan la Pérdida de un Hermano?

La pérdida de un hermano provoca un cambio radical en la vida de una persona, independientemente de su edad, ya que el vínculo especial y la complicidad que se han construido a lo largo de los años, ya sean muchos o pocos, se rompen de manera abrupta y dolorosa (González Núñez, 2024). En el caso específico de los niños, incluso cuando son pequeños, deben enfrentarse no solo al vacío emocional que deja la pérdida de su hermano, sino también a la realidad de ver a sus padres completamente devastados, incapaces de acompañarlos y brindarles apoyo, debido al inmenso dolor que significa para ellos la pérdida de un hijo. De conformidad con González Núñez (2024), los niños no solo deben lidiar con la ausencia de su hermano, sino también con el vacío físico de una habitación que antes compartían, los juegos que solían disfrutar juntos y el tiempo libre que solían pasar como cómplices de diversión y entretenimiento, lo que agrava aún más su sensación de soledad y pérdida.




Reacciones Infantiles Ante la Muerte de un Hermano

La manera en que un niño reacciona ante la pérdida de un ser querido es una experiencia personal (González Núñez, 2024). Mientras que algunos manifiestan su tristeza de forma silenciosa y reservada, otros pueden exhibir comportamientos desafiantes y descontrolados. En muchas ocasiones, los niños observan y se inspiran en las reacciones de otros miembros de la familia, especialmente en las respuestas emocionales de sus padres. Conforme con González Núñez (2024), la respuesta de cada niño también varía dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentre, ya que cada uno posee diferentes mecanismos de defensa y diversas habilidades para enfrentar el vacío que deja la muerte de un hermano o hermana.

La forma en que el niño enfrente esta situación puede depender, en gran medida, del tipo de relación que mantenía con su hermano, de sus características individuales, de las razones detrás de la muerte, de su edad y otros factores relevantes (González Núñez, 2024). Es importante destacar que, para algunos niños, la pérdida de un hermano puede ser tan difícil como la pérdida de un padre; en ocasiones, incluso más. Esto se debe a los fuertes lazos que suelen unir a los hermanos, vínculos que son sumamente especiales. Los hermanos no solo comparten aventuras, travesuras y experiencias a lo largo de la vida, sino que, en muchos casos, también comparten el mismo espacio físico, como por ejemplo la habitación. Por tanto, de acuerdo con González Núñez (2024), la sensación de vacío que puede experimentar un niño tras la pérdida de un hermano es extremadamente profunda y difícil de manejar.



El Peso Emocional de Perder a un Hermano

La experiencia de perder a un hermano es frecuentemente una ocasión que puede reactivar culpas antiguas que el niño haya podido acumular a lo largo del tiempo (Sánchez, 2022). En muchas ocasiones, los hermanos, aunque se respeten mutuamente, han atravesado por diferentes conflictos más de una vez. La identidad personal de cada niño va forjando, en gran medida, a través de los contrastes y comparaciones que se han ido estableciendo con sus hermanos. Es posible que en ese proceso hayan existido momentos de distanciamiento o episodios de tensión, y pese a todos esos conflictos y diferencias, también es probable que entre los hermanos se construyan lazos que resulten ser sólidos e indestructibles. De esta manera, según Sánchez (2022), cuando un hermano fallece, es posible que surja en el niño un cierto deseo de martirizarse por hechos del pasado, como el no haber compartido un juguete.

Por otro lado, cuando se trata de la muerte de un hijo, es crucial que los padres no desatiendan a los niños que han sobrevivido, ya que ellos también están atravesando un momento de profundo dolor (González Núñez, 2024). A pesar de la devastación emocional que puede sentirse en una situación tan dolorosa, los niños necesitan atención, comprensión y consuelo. En correspondencia con González Núñez (2024), ahora, más que nunca, la familia debe mantenerse unida para afrontar la dolorosa pérdida y brindar apoyo mutuo.



Enfrentando el Tabú de la Muerte

En diversas sociedades y culturas, la muerte continúa siendo un tema considerado tabú (Seppi Vinuales, 2023). No obstante, es innegable que toda persona, en algún momento, deberá afrontar dicha experiencia, ya sea de manera directa o a través de la pérdida de seres queridos. La muerte genera angustia, una realidad incuestionable, pero lo que incrementa ese sentimiento es la falta de certezas y el hecho de que sobre ella exista un velo que la encubre. Este encubrimiento permite que las fantasías florezcan, provocando aún más temores e interrogantes. Algunas de las preguntas que surgen incluyen si realmente es tan aterradora, al punto de que nadie desea hablar sobre ella, o si todas las personas sufren en el momento de morir. En particular, de acuerdo con Seppi Vinuales (2023), cuando se trata de infancias, es crucial no subestimar las emociones que los niños experimentan ante la muerte y, al mismo tiempo, ofrecerles información adecuada a su nivel de desarrollo y capacidad de comprensión.



La comprensión que los niños desarrollan sobre la muerte se va volviendo cada vez más compleja conforme atraviesan las distintas etapas de crecimiento (Seppi Vinuales, 2023). Seppi Vinuales (2023) menciona que, si bien este entendimiento está influenciado por múltiples factores, tales como las experiencias personales, así como por los factores sociales y culturales en los que se desenvuelven, conocer qué tipo de pensamientos y conceptos son esperables en relación a la muerte, según la edad, puede resultar una herramienta útil para tratar este tema de manera adecuada.

Durante el período que abarca desde los 0 hasta los 2 años de vida, los niños aún no desarrollan un concepto formal de la muerte como tal; sin embargo, ya desde los 6 a 8 meses de edad, son capaces de percibir la ausencia de una persona, aunque todavía no comprenden qué significa la muerte propiamente dicha (Seppi Vinuales, 2023). En correspondencia con Seppi Vinuales (2023), a medida que el niño se acerca a los 2 años de edad y logra avances significativos en aspectos como la socialización, el desarrollo del lenguaje y el incremento de su autonomía, comienza a ser más consciente de que esa persona importante ya no volverá más, lo que refuerza la idea de pérdida y le otorga mayor significado en su vida diaria.

En el grupo de edad que va desde los 3 hasta los 6 años, los niños suelen considerar que la muerte es un fenómeno temporal y reversible, lo cual se refleja en su creencia de que los cuidadores que forman parte de su vida no van a morir (Seppi Vinuales, 2023). Según Seppi Vinuales (2023), esta incapacidad para elaborar completamente el concepto de muerte los lleva, de manera natural, a plantear preguntas como, por ejemplo, si su abuelo, ya fallecido, aún puede escucharlos.

Finalmente, entre los 6 y los 10 años, los niños comienzan a pensar en la muerte en términos más concretos, tales como las implicaciones biológicas, entendiendo que, por ejemplo, el proceso de morir implica dejar de respirar (Seppi Vinuales, 2023). Además, de conformidad con Seppi Vinuales (2023), a esta edad ya son capaces de comprender que la muerte es un fenómeno universal e irreversible, y empiezan a mostrar un interés creciente por los rituales que suelen estar asociados a la muerte y a la despedida de los seres queridos.



Consejos Para Decirle a un Niño que su Hermano Murió

La muerte es una experiencia que causa angustia, pero también resultan igualmente angustiantes las creencias o fantasías que suelen generarse alrededor de ella (Seppi Vinuales, 2023). Por este motivo, conforme con Seppi Vinuales (2023), lo más adecuado es explorar lo que experimentan los niños y acompañarlos de manera adecuada durante este proceso.

Dar Espacio Para Hablar Sobre el Tema

Al igual que ocurre con otros temas, lo recomendable es que los adultos asuman el papel de orientar, proporcionando siempre información cierta y confiable (Seppi Vinuales, 2023). Este enfoque, basado en las inquietudes de quien realiza la pregunta, permite también regular el tipo de información que se ofrece. Es aún más relevante cuando se trata de la muerte de un hermano, ya que ocultar la situación no resulta una opción viable. Tampoco se debe evitar el tema o no darle la importancia que merece. El diálogo abierto y el proceso de duelo son esenciales para la correcta gestión emocional de los niños. Por ejemplo, si un niño expresa su preocupación acerca de por qué su hermano sigue en el hospital y no regresa, lo lógico es proporcionar información verdadera, ajustada a su nivel de comprensión y a su etapa de desarrollo. De acuerdo con Seppi Vinuales (2023), es importante evitar frases como "sigue jugando, no te preocupes por eso", o intentar hacer que parezca que no ocurre nada.

Responder a sus Preocupaciones

Cuando se comunica con un niño acerca de la muerte de su hermano, resulta imprescindible prestar una escucha atenta y activa hacia aquellos aspectos que puedan generar su interés (Seppi Vinuales, 2023). Por ejemplo, puede ser que el niño desee saber si su hermano sufrió durante el proceso o si la muerte en sí misma produce dolor. Alternativamente, podría estar preocupado por si la causa de la muerte fue el hecho de que se peleaban con frecuencia o que le escondía sus juguetes. Esto implica que, según la edad, las preocupaciones del niño serán más concretas y menos simbólicas. Desde una perspectiva adulta, algunas preguntas podrían parecer una señal de que no se está tomando en serio el tema, pero este no es el caso. Tales preguntas reflejan los significados y construcciones propias del mundo del niño. En lugar de juzgar, según Seppi Vinuales (2023), el rol del adulto debe centrarse en transmitir calma y aliviar cualquier posible sentimiento de culpa.

Explicar la Muerte con las Situaciones y Experiencias que Tienen a su Alcance

La forma en que se comunica a un niño la muerte de su hermano debe ajustarse a las experiencias previas que este haya tenido y que le permitan comprender mejor la situación (Seppi Vinuales, 2023). Un ejemplo de cómo explicar este proceso es a través de una experiencia cercana, como por ejemplo la muerte de una mascota. Se le podría decir algo como: "¿Recuerdas aquella vez que tu mascota murió? Te sentiste mal, fue doloroso y te pusiste triste. Pero, en ocasiones, recuerdas cómo jugabas con ella y eso te alegra, aunque a veces te sientes mal otra vez, pero siempre la llevas en el corazón, y eso hace que esté cerca de ti". De esta manera, se explica no solo la ausencia que implica la muerte, sino también la manera en que las emociones pueden variar con el tiempo. De igual forma, en correspondencia con Seppi Vinuales (2023), este enfoque proporciona una sensación de tranquilidad al saber que la persona fallecida sigue presente en el corazón y en los recuerdos.

Los Niños Tienen su Propia Teoría Sobre la Muerte

Se ha observado que los niños, aunque no hayan formulado preguntas explícitas al respecto, desarrollan su propia percepción sobre la muerte, ya que este concepto forma parte de su universo (Seppi Vinuales, 2023). Esto se puede constatar al analizar sus actividades lúdicas, donde frecuentemente representan situaciones en las que ellos mismos o personajes ficticios fallecen o causan la muerte de otros. En consecuencia, conforme con Seppi Vinuales (2023), no resulta alarmante que los infantes sientan curiosidad o hablen acerca de la muerte, dado que se trata de un fenómeno natural y universal, un hecho que es necesario aceptar con naturalidad.

Lo que marca una diferencia en la manera en que los niños enfrentan este tema es el apoyo emocional que se les brinda durante el proceso de duelo (Seppi Vinuales, 2023). Dicho apoyo no solo proviene de los padres, sino que también debe extenderse desde las instituciones educativas. Es crucial comprender que no es lo mismo informar a un niño que su hermano ha fallecido que ayudarle a asimilar esta información en un nivel práctico. Los niños requieren no solo recibir cierta cantidad de datos, sino también comprender la realidad subyacente, un proceso que va acompañado de una carga emocional. En este contexto, es importante reconocer que, tras la pérdida, los infantes pueden retroceder en los avances logrados previamente. Pueden surgir conductas como la necesidad de dormir con la luz encendida o la solicitud de compañía de sus cuidadores a la hora de dormir. En estos casos, según Seppi Vinuales (2023), la clave reside en la presencia constante y el acompañamiento emocional, evitando dejarlos solos en un momento tan crucial.



Consejos Para Acompañar al Niño Ante la Pérdida de un Hermano

La vuelta al colegio puede resultar desafiante para el niño debido al trato distinto que podría recibir de compañeros y profesores (González Núñez, 2024). Es crucial prepararlo para responder a las preguntas incómodas que podrían surgir en la escuela y explicarle que los comentarios que reciba no se hacen con mala intención, sino que sus compañeros y profesores se preocupan por él. El proceso de duelo por la muerte de un hermano debe ser acompañado cuidadosamente por la familia. Los niños se sienten muy confundidos y desorientados, ya que no comprenden el significado de la muerte y pueden sentir temor ante las reacciones emocionales de sus padres, abuelos, tíos, entre otros. La muerte representa una experiencia nueva y desconocida para ellos. De acuerdo con González Núñez (2024), los niños en duelo buscan respuestas y seguridad en sus padres, quienes, ante la pérdida de un hijo, pueden sentirse abrumados e incapaces de proporcionar las respuestas necesarias

Es fundamental estar disponible en todo momento para cuando el hijo necesite conversar (González Núñez, 2024). Se debe responder a sus preguntas siempre que se tenga una respuesta adecuada; de lo contrario, no es necesario preocuparse. De la misma manera, en correspondencia con González Núñez (2024), no se debe se debe obligar al niño a hablar si no está dispuesto.

Sinceridad en la Explicación

Dependiendo de la edad del niño, es esencial comunicarle de manera clara lo que ha sucedido con su hermano (González Núñez, 2024). Se deben evitar expresiones como "está durmiendo" o "se fue de viaje al cielo", ya que tales frases pueden provocar miedo en el niño, temiendo que algo similar le ocurra a otros seres queridos cuando se duerman o se ausenten. De conformidad con González Núñez (2024), es necesario explicar la muerte al niño de manera clara, brindando al niño la oportunidad de hacer todas las preguntas que considere necesarias.

Mantenimiento de la Rutina

Es fundamental evitar una sobreprotección excesiva del niño sobreviviente por el temor a posibles incidentes (González Núñez, 2024). El niño debe seguir con su rutina escolar, así como con sus actividades y horarios de alimentación habituales. Conforme con González Núñez (2024), mantener esta rutina proporcionará una sensación de seguridad y estabilidad durante un período de incertidumbre.

Paciencia Ante la Repetición de Preguntas

Es posible que el niño repita constantemente preguntas sobre la muerte de su hermano (González Núñez, 2024). Se debe procurar ser paciente con estas inquietudes, explicando lo sucedido sin temor a admitir que hay preguntas para las cuales no se tiene respuesta. Según González Núñez (2024), la ausencia del hermano puede resultar abrumadora, pero con el tiempo el niño irá procesando el dolor.

Manejo de Emociones Intensas

Se recomienda reservar para momentos de privacidad las reacciones emocionales más intensas (González Núñez, 2024). No obstante, no se debe temer mostrar el dolor frente al niño, ya que es crucial que entienda que no hay nada negativo en sentirse triste ante una pérdida. La pérdida de un hermano es particularmente difícil para un niño, por lo que siempre se debe procurar acompañarlo en su proceso de despedida (González Núñez, 2024). Para una mayor comprensión y acompañamiento en estos procesos, la guía "Una persona Importante ya no Está" puede ser de gran ayuda. Este recurso ofrece orientaciones prácticas para abordar la pérdida y el duelo en los niños, ayudando a los padres a manejar estas situaciones con sensibilidad.



Referencias

  1. González Núñez, P. (2024). Cómo Afronta un Niño la Pérdida de un Hermano. Eres Mamá. https://eresmama.com/afronta-nino-la-perdida-hermano/

  2. Sánchez, E. (2022, mayo 10). La Pérdida de un Hermano: el Duelo Fraternal. La Mente es Maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/perdida-hermano-duelo-fraternal/

  3. Seppi Vinuales, M. F. (2023, junio 3). Cómo Decirle a un Niño que su Hermano Murió. Mejor con Salud. https://mejorconsalud.as.com/decirle-nino-hermano-murio/

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