La célula animal representa la unidad mínima de funcionalidad que constituye a los organismos pertenecientes a la categoría de los animales (Torres, 2019). Esta célula, en particular, es un tipo de célula eucariota que, al combinar sus elementos y colaborar ocasionalmente con otras formas de vida, como por ejemplo las bacterias que forman la flora intestinal, contribuye a la formación de tejidos y órganos funcionales, que permiten la existencia y la supervivencia de un animal (Torres, 2019). Álvarez (2023) menciona que, dado que los animales son organismos pluricelulares complejos, las células que los componen exhiben un elevado nivel de especialización: dependiendo del tejido al que pertenecen, estas células cumplen funciones específicas que definen su morfología, función y necesidades.
Características
Todas las células animales son parte del taxón de las células eucariotas (Torres, 2019). Estas células se caracterizan por albergar todo su material genético en una estructura denominada núcleo celular. Además, presentan diversos orgánulos separados por membranas que los envuelven, a diferencia de las células procariotas que carecen de estas características y son más pequeñas, teniendo su ADN disperso en el citoplasma que llena su interior. Adicionalmente, la célula animal se diferencia de otras células eucariotas al organizarse con otras para constituir organismos pluricelulares que forman parte del reino animal. Los animales, a su vez, son seres vivos de dimensiones tanto microscópicas como macroscópicas, caracterizados, entre otras cosas, por su capacidad de movimiento y la presencia de células nerviosas. Según Torres (2019), el reino Animalia constituye uno de los cinco reinos presentes en el grupo de los eucariotas.
Partes de la Célula Animal
Núcleo
El núcleo es de suma importancia, puesto que no solo alberga un "manual de instrucciones" sobre las moléculas necesarias para la construcción y regeneración celular, sino que también establece estrategias para el funcionamiento y mantenimiento del organismo (Torres, 2019). En este contexto, en correspondencia con Torres (2019), toda la información referente a las acciones dentro y fuera de la célula se encuentra contenida en este orgánulo.
En él se almacena el material genético en forma de ADN (Ácido Desoxirribonucleico) y coordina las diversas actividades celulares, desde su crecimiento hasta la reproducción (Páez, 2021). De esta manera, el núcleo opera como un filtro para regular el ingreso y salida de la zona donde se almacena el ADN, evitando su dispersión y pérdida (Torres, 2019). Además, se esfuerza por minimizar el contacto de ciertas moléculas con los cromosomas, con el fin de preservar la información genética (Torres, 2019). Adicionalmente, el núcleo alberga un nucléolo, una estructura interna compuesta por la concentración de cromatina y proteínas (Páez, 2021). Páez (2021) menciona que, en el caso de mamíferos, se encuentran entre 1 y 5 nucléolos en la célula.
Membrana Celular o Plasmática
La membrana celular constituye la capa más externa de la célula, abarcándola casi por completo y brindando protección uniforme a todas sus partes (Torres, 2019). Está compuesta principalmente por lípidos, específicamente fosfolípidos y colesterol, conformando una doble capa lipídica semejante a una bolsa sellada (Fernandes, 2021). Cabe destacar que la membrana celular de las células animales, al igual que las de otros organismos eucariotas, no presenta una impermeabilidad total; por el contrario, presenta puntos de entrada y salida en forma de poros que posibilitan el intercambio de sustancias con el entorno externo (Torres, 2019). A través de estos canales o transportadores, ingresan las sustancias necesarias para el metabolismo y salen iones o productos de desecho (Fernandes, 2021). Torres (2019) menciona que, aunque este proceso aumenta el riesgo de que elementos nocivos ingresen, es esencial para mantener la homeostasis, que representa el equilibrio físico - químico entre la célula y su entorno.
Citoplasma o Citosol
El citoplasma de las células animales es el espacio comprendido entre la membrana citoplasmática y el núcleo, que rodea a todos los orgánulos (Páez, 2021). En otras palabras, actúa como soporte físico para todos los componentes internos de la célula (Torres, 2019). Contribuye, entre otras cosas, a asegurar la disponibilidad constante de sustancias necesarias para el desarrollo, regeneración y comunicación celular (Torres, 2019). Está constituido principalmente por un 70% de agua y el resto es una mezcla de proteínas, lípidos, glúcidos y sales minerales (Páez, 2021). De acuerdo con Páez (2021), este entorno es esencial para el desarrollo de la actividad de la célula.
Citoesqueleto
El citoesqueleto representa un conjunto de filamentos más o menos rígidos cuya finalidad es conferir forma a la célula y conservar sus componentes en ubicaciones estables para el adecuado funcionamiento celular (Torres, 2019). En correspondencia con Torres (2019), a través de sus componentes, como los microtúbulos, facilita el desplazamiento de determinadas moléculas a lo largo de sus conductos internos.
Mitocondrias
Las mitocondrias representan una de las partes más intrigantes de la célula animal debido a que albergan su propio ADN, el cual difiere del núcleo (Torres, 2019). La hipótesis sugiere que esta estructura es, en realidad, el vestigio de una fusión entre una célula y una bacteria (siendo la mitocondria la bacteria integrada en la célula, fusionadas en una relación simbiótica). Durante el proceso de reproducción, también se lleva a cabo la duplicación del ADN mitocondrial para transmitirlo a la descendencia. La función principal de las mitocondrias radica en la producción de ATP, la molécula a partir de la cual las células animales obtienen energía, convirtiéndolas en componentes cruciales para los procesos metabólicos (Torres, 2019). Su morfología es alargada y cuentan con dos membranas: una interna que forma crestas al plegarse y otra externa lisa (Páez, 2021). Según Páez (2021), la cantidad de mitocondrias en cada célula varía según su actividad (por ejemplo, las células musculares pueden tener un número elevado de ellas).
Vacuola
El orgánulo, formado por la fusión de una gran cantidad de vesículas membranosas, experimenta variaciones en su forma y estructura de acuerdo con las necesidades de la célula (Fernandes, 2021). En su interior, alberga enzimas o agua. En correspondencia con Fernandes (2021), su función principal es preservar la rigidez celular y favorecer el aumento de tamaño de la célula.
Aparato de Golgi
El aparato de Golgi se encarga principalmente de la creación de moléculas a partir de materia prima que proviene de otras partes de la célula animal (Torres, 2019). Su estructura, similar al complejo de Golgi presente en las células vegetales, consta de tres componentes: sacos membranosos, túbulos utilizados para el envío de sustancias hacia el interior y exterior celular, y vacuolas (Páez, 2021). Así, facilita el transporte, la modificación y la clasificación de las proteínas sintetizadas en los ribosomas del retículo endoplasmático rugoso (Álvarez, 2023). De conformidad con Álvarez (2023), las proteínas recién sintetizadas se envuelven con una capa de membrana del retículo endoplasmático rugoso, dando lugar a la formación de vesículas.
Retículo Endoplasmático
El retículo endoplasmático es un orgánulo que adopta la forma de sacos aplanados y túbulos apilados entre sí, compartiendo un mismo espacio interno (Páez, 2021). Este orgánulo se organiza en varios dominios, incluyendo el retículo endoplasmático rugoso, encargado de la síntesis de proteínas y caracterizado por membranas aplanadas y ribosomas asociados, y el retículo endoplasmático liso, responsable de la síntesis de lípidos y de aspecto más irregular, sin ribosomas asociados (Fernandes, 2021; Páez, 2021). Al igual que el aparato de Golgi, el retículo endoplasmático también se distingue por la síntesis de materiales, pero a una escala menor (Torres, 2019). Concretamente, de acuerdo con Torres (2019), está especialmente involucrado en la creación de lípidos para mantener la integridad de la membrana celular.
Ribosomas
Los ribosomas, organelos celulares presentes en el citoplasma de las células eucariotas y procariotas, se caracterizan por su forma globular y por la ausencia de una membrana (Rothschuh Osorio, 2022). En correspondencia con Fernandes (2021), estos organelos están constituidos por ARN y proteínas y desempeñan una función fundamental en la síntesis de proteínas.
Lisosomas
Los lisosomas representan vesículas que contienen enzimas responsables de degradar el material que penetra en la célula, denominado "heterofagia", o el material generado internamente, conocido como "autofagia" (Álvarez, 2023). La función primordial de este orgánulo es llevar a cabo la digestión celular, y estos son sintetizados por el aparato de Golgi (Álvarez, 2023). En pocas palabras, de conformidad con Torres (2019), estos microscópicos cuerpos liberan enzimas con la capacidad de "disolver” los componentes de la célula animal.
Centríolo
Es un orgánulo cilíndrico compuesto por tres tripletes de microtúbulos, que forman parte del citoesqueleto (Álvarez, 2023). En correspondencia con Álvarez (2023), su función destaca en el traslado de orgánulos dentro de la célula, proporcionando estabilidad mecánica y participando activamente en los procesos de mitosis o división celular.
Centrosoma
El centrosoma se distingue en la célula animal por ser una estructura cilíndrica y hueca compuesta por dos centriolos dispuestos de manera perpendicular entre sí (Páez, 2021). En el material pericentriolar se encuentran complejos de la proteína tubulina, esenciales en la creación del huso mitótico, un conjunto de microtúbulos que se extienden desde los centríolos durante la división celular (Páez, 2021; Álvarez, 2023). A partir de este proceso, Fernandes (2021) menciona que, se originan los cilios y los flagelos, que son estructuras móviles presentes en algunas células.
Cilios y Flagelos
Los cilios y flagelos de la célula animal constituyen apéndices formados por microtúbulos, los cuales confieren movilidad a la célula (Páez, 2021). Estos apéndices se encuentran presentes en organismos unicelulares, desempeñando un papel crucial en su locomoción, mientras que en otras células cumplen funciones como la eliminación de sustancias del entorno o participan en la función sensorial (Páez, 2021). Los cilios ejecutan movimientos semejantes a remos para desplazar el líquido circundante a la célula (Álvarez, 2023). A diferencia de los cilios, los flagelos se caracterizan por su mayor longitud, actuando como propulsores que impulsan el desplazamiento de toda la célula (Álvarez, 2023). En términos de cantidad, Paez (2021) menciona que, los cilios superan en número a los flagelos.
Peroxisomas
Los peroxisomas son orgánulos redondeados, delimitados por una membrana y con un diámetro que varía de 0,1 a 1 micrómetro (Sánchez Amador, 2021). En el interior de estos, se encuentran enzimas fundamentales para llevar a cabo diversas reacciones metabólicas, abarcando varios aspectos del metabolismo celular, proceso por el cual cada uno de estos cuerpos funcionales adquiere la energía necesaria para desarrollar sus actividades. Se estima que, dentro de cada peroxisoma, existen alrededor de 50 enzimas diferentes capaces de catalizar diversas reacciones, que dependen del tipo de célula que contiene al orgánulo y su estado fisiológico. Sánchez Amador (2021) menciona que, un ejemplo notable es que estos orgánulos contienen aproximadamente el 10% de la actividad total de dos enzimas involucradas en la ruta de las pentosas-fosfato, las cuales están estrechamente relacionadas con la glucólisis, que es el proceso de oxidación de la glucosa para la obtención de energía.
Tipos y Funciones
Células Epiteliales
Las células epiteliales constituyen las células que se encuentran en las paredes de los órganos, conformando los tejidos de revestimiento (Páez, 2021). Presentan diversas especializaciones dependiendo del órgano en el que se ubiquen, dado que dicha especialización define su función. Páez (2021) menciona que, un ejemplo de esto es evidente en las células del epitelio del intestino delgado, las cuales desarrollan microvellosidades con el propósito de incrementar la superficie de absorción de los nutrientes.
Células Conjuntivas
Estas células tienen como objetivo establecer una estructura interconectada que, trascendiendo la barrera cutánea, conserve todas las partes internas en su ubicación correspondiente (Torres, 2019). Torres (2019) menciona que, un ejemplo se encuentra en las células óseas, las cuales, al pertenecer a esta categoría, participan en la formación de los huesos, estructuras rígidas destinadas a mantener en su lugar el resto de los elementos.
Células Sanguíneas
Posibilitan que todos los nutrientes, vitaminas y moléculas necesarias para la vida circulen a través del sistema circulatorio (Torres, 2019). Simultáneamente, impiden la propagación de agentes externos nocivos por el organismo. Así, la actividad de estas células está vinculada al movimiento (Torres, 2019). Se identifican tres tipos distintos de células sanguíneas: los glóbulos rojos (o eritrocitos), los glóbulos blancos (o leucocitos) y las plaquetas (Páez, 2021). Destacan los eritrocitos, ya que son las únicas células del cuerpo humano que carecen de núcleo. En correspondencia con Páez (2021), estos tipos celulares se desplazan principalmente a través del torrente sanguíneo, desempeñando funciones clave como el transporte e intercambio de oxígeno y CO2 (glóbulos rojos), la producción de anticuerpos para la respuesta inmune (glóbulos blancos) o la coagulación para el mantenimiento del sistema circulatorio.
Células Musculares
Se identifican tres tipos principales de células musculares: las pertenecientes al tejido muscular liso, esquelético y cardíaco (Páez, 2021). Estas células poseen la capacidad de contraerse al transformar la energía química en energía mecánica. La forma de estas células es diversa, y su función está relacionada con el tejido al que pertenecen. De conformidad con Páez (2021), las del músculo liso muestran una forma alargada, mientras que las del tejido esquelético y cardíaco presentan estrías, siendo estas últimas notables por su contracción rítmica involuntaria.
Células Nerviosas
Uno de los tipos más característicos de células en la actividad animal es la célula nerviosa, ya que los animales se distinguen por su capacidad para moverse y procesar diversos tipos de información relacionada con los constantes cambios en su entorno (Torres, 2019). El tejido nervioso está compuesto por dos tipos de células: las neuronas y las células de la glía (Páez, 2021). Las neuronas se especializan en la transmisión del impulso nervioso a través de la sinapsis, ya sea entre neuronas o entre una neurona y una célula muscular. Por otro lado, las células gliales no transmiten impulsos nerviosos, pero desempeñan funciones de sostén y mantenimiento para las neuronas. Según Páez (2021) ambos tipos tienen una forma ramificada o estrellada, facilitando así la comunicación entre ellas.
Células Adiposas
Los adipocitos, células de considerable tamaño, desempeñan la función de almacenar energía en forma de ácidos grasos en su interior (Páez, 2021). Además, se encargan de secretar proteínas y hormonas, cumpliendo así un papel crucial en diversas funciones biológicas. De acuerdo con Páez (2921), estas células también tienen un propósito importante en la protección térmica y mecánica del organismo.
Células Cartilaginosas
Las células cartilaginosas son llamadas condrocitos, caracterizadas por su forma aplanada y redondeada, así como por la presencia de microvellosidades (Páez, 2021). En correspondencia con Páez (2021), en el cuerpo humano, se encuentran en tejidos ubicados en las costillas, articulaciones, nariz, entre otros lugares, y en conjunto desempeñan una función de soporte.
Células Óseas
Las células óseas desempeñan un papel crucial en el proceso de crecimiento y descomposición del hueso (Páez, 2021). Aegún de Andrade (2019), en este proceso, se distinguen en tres categorías principales: los osteoblastos, encargados de fabricar la matriz orgánica de colágeno, por esta razón se ubican en la superficie del hueso y en sitios donde se requiere nueva formación, como los focos de fractura; los osteoclastos un grupo especial de células encargadas de llevar a cabo la resorción del hueso; y los osteocitos son el tipo de más común de célula ósea.
Referencias
Álvarez, D. O. (2023). Célula Animal - Concepto, Partes y Diferencias con la Vegetal. Concepto. https://concepto.de/celula-animal/
de Andrade, M. (2019). Definición de Células Óseas. Significado.com. https://significado.com/celulas-oseas/
Fernandes, A. Z. (2021, enero 22). Qué es la Célula Animal. Significados. https://www.significados.com/celula-animal/
Páez, J. C. (2021, marzo 1). Partes de la Célula Animal. Ecología Verde. https://www.ecologiaverde.com/partes-de-la-celula-animal-3279.html
Rothschuh Osorio, U. (2022, marzo 8). Ribosomas: Función y Estructura. ecologiaverde.com. https://www.ecologiaverde.com/ribosomas-funcion-y-estructura-3795.html
Sánchez Amador, S. A. (2021, abril 15). Peroxisomas: Qué son, Características y Funciones. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/salud/peroxisomas
Torres, A. (2019, agosto 1). Célula Animal: Tipos, Partes y Funciones que la Caracterizan. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/miscelanea/celula-animal
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